La fe es la semilla espiritual, que es un don de Dios que da inicio a una vida espiritual en el hombre. Es por ella que podemos nacer del Espíritu para una nueva vida. La semilla del Reino, la fe, crecerá a partir de la Palabra de Dios que es como el agua que la riega y la hace germinar. Esta fe tiene la capacidad, como todas las semillas, que después de haber sido sembrada, crecerá de suyo y producirá fruto abundante.
Sin embargo, Jesús, ahora no nos habla de la semilla y sus maravillosas facultades, sino del terreno. Para producir fruto abundante del Espíritu, es necesario no solo sembrar la semilla correcta de fe, sino que el terreno sea bueno.
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