
Jesús, horas antes de ser arrestado para ser enjuiciado y posteriormente crucificado, enseñaba a Sus discípulos sobre todas las cosas que vendrían a partir de que Él no estuviera.
Les dijo: “Si me aman, guarden mis mandamientos, y Yo rogaré al Padre para que les dé a otro Consolador que esté con ustedes para siempre”
Jesús se refería al Espíritu Santo, a quien presenta como el Espíritu de Verdad; y quién sería nuestra gran ayuda para poder vivir conforme a los mandatos de Jesús.
Todo aquel que quiera guardar los mandatos de Jesús pues recibirá la ayuda mas extraordinaria posible para que logre ese objetivo, y esa ayuda le será dada por el Espíritu Santo.